Una vez más, podemos ver que la fiesta de los dichos y contradichos ha vuelto a llenar las portadas de nuestros periódicos tras la polémica decisión del Parlamento Europeo de no considerar al MRTA dentro de la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea.
Más aún cuando los congresistas Luis Gianpietri y Carlos Raffo acusaron injustamente a la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) y a su director Francisco Soberón de haber enviado una misiva exculpando al MRTA de ser dicha clase de grupo.
A partir de allí, congreso, canciller y hasta presidente han armado una trinchera para alertar a la población del resurgimiento de un neo-terror del ‘aún vigente MRTA’, cuando todos sabemos que no se ha registrado un atentado terrorista del MRTA desde la liberación de los rehenes el 97’-
Hagan ustedes su análisis propio de la carta de Aprodeh[1] al Europarlamento: (cliquear en hoja)
En una primera parte, condena y rechaza claramente los hechos terroristas que se han suscitado por obra de movimientos como SL o MRTA. En una segunda instancia, hace la acotación: “…no se debe sobredimensionar la existencia y actividad de un grupo como el MRTA, lo que puede servir para perseguir a activistas sociales y opositores políticos acusándolos injustamente del delito de terrorismo”.
Seguramente ésta última mención es lo que enfureció al gobierno y sus representantes circenses. El simple hecho aludir a que el oficialismo y su prensa se pueden servir de una posible existencia de grupos subversivos-terroristas para oprimir a sus opositores, es lo que provocó al búfalo.
Y sinceramente razón no le falta. Y es que a estos Giampietris, Rafos y Alcortas les gusta hacer “del enredo un capital y del misterio un cielo protector”[2].
Lo único que hizo el Aprodeh fue informar con la verdad y eso le ha valido para que el congreso le desapruebe, y que le abra una investigación sobre qué fuente de financiamiento y qué plan operativo le ha permitivo intermediar a favor de MRTA ante organismos internacionales.
En todo caso, también se debería abrir una exhaustiva investigación al Mininter y a Alva Castro al no saberse quién aconsejó la detención y maltrato a una joven poeta de 20 años en una cumbre socialista en Quito, o culminar el caso de las matanzas en el Frontón que no pasa de rodeos desde hace ya mucho tiempo.
[1] Fuente: http://www.aprodeh.org.pe/[2] Frase de C. Hildebrandt en artículo de la Primera.
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